sábado, 6 de septiembre de 2008

Pedaleó hasta la medalla

El mundo está plagado de injusticias y de desigualdades que generan la ira constante de las personas. Gente que lucha toda su vida detrás de un objetivo y espera poder alcanzarlo pero, al parecer, ese fin corre más rápido.

Cuando todo parece terminar y las esperanzas empiezan a desaparecer, la vida premia el constante esfuerzo de las almas luchadoras. Una de ellas es Juan Esteban Curuchet.

Con un metro ochenta y tan sólo 72 kilos, el marplatense logró ganar la presea más pesada, la satisfacción de alcanzar el objetivo que persiguió toda su vida, la satisfacción de ser el más grande.

Beijing 2008, marcaba el final de su larga carrera. Con 43 años, y después de una larga lucha contra el equipo belga, consiguió la medalla de oro en la especialidad americana.

Su vitrina cuenta con: 6 participaciones en Juegos Olímpicos, dos medallas de oro (una de ellas en el Campeonato Mundial de Ciclismo), dos de plata y ocho de bronce. Además, la obtenida en China, es la decimosexta para la Argentina en todas sus disciplinas, y Curuchet se convirtió en el deportista nacional con mayor participación en los Juegos Olímpicos (1984, 1988, 1996, 2000, 2004 y 2008).

Un deportista a lo Argentino, acostumbrado a estar sólo con su familia y sin apoyo del Estado. Hace dos meses, pocos hablaban de él, ahora es tapa de diarios. Que injusto es dar difusión a deportistas que perdieron sus raíces a causa de sueldos millonarios y que dudan en representar al país. En cambio, personas a las que nadie les regaló nada, siguen siendo humildes, aunque pocos se acuerden de ellas.

De todas formas, a Juan, el país lo recibió de pie, Mar del Plata salió a la calle para darle la bienvenida, extendió sus brazos mostrándole su cariño y él, quedó en la historia como un luchador que no le corre a la vida, la “bicicletea”.

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